viernes, 10 de julio de 2009

La Batalla de Ayacucho

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La batalla de Ayacucho, fue el último gran enfrentamiento dentro de las campañas terrestres de las Guerras de Independencia Hispanoamericana (1809-1826). La batalla se desarrolló en la pampa de la Quinua en la ciudad de Ayacucho, Departamento de Ayacucho, Perú, el 9 de diciembre de 1824. La victoria de los independentistas, significó la desaparición del último virreinato español que seguía en pie, el Virreinato del Perú, y puso fin al dominio colonial de ese país en Sudamérica; sellando así la independencia del Perú con una capitulación militar. La independencia del Perú fue finalmente reconocida por España mediante un tratado firmado en París el 14 de agosto de 1879.

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Revolución Hispanoamericana
territorios Realistas

Antecedentes

En el año 1820 España entró en una debacle política por la sujeción del rey Fernando VII, y la restauración de la Constitución Liberal, apoyada por el general Rafael de Riego, quien sublevó la expedición de 20.000 soldados destinados al Río de la Plata para auxiliar a los realistas de América. Esto acabó para siempre con las expediciones de refuerzos de España, que desde entonces no se aprestaron para ningún lugar de América, y motivó que los dos grandes virreinatos, del Perú y de Nueva España, que hasta el momento habían contenido el avance de la revolución hispanoamericana tomasen caminos opuestos.

Mientras en México los monárquicos absolutistas afianzados tras destruir a los insurgentes, proclamaron su separación negociada de la España Liberal mediante el Plan de Iguala, los Tratados de Córdoba y el pacto trigarante. En el Perú por el contrario, el virrey Pezuela estaba desacreditado por la derrota en Chile y debilitado por la expedición a Lima de José de San Martín. El virrey absolutista fue derrocado finalmente por el golpe militar del general José de la Serna el 29 de enero de 1821 en Aznapuquio, quien proclamó entonces su adhesión a la Constitución Liberal.

Los independentistas comenzaron una prometedora campaña para derrotar a La Serna y los militares contrarios a la independencia que le apoyaban. Pero los realistas, bajo una sólida subordinación militar, destruyeron sucesivos ejércitos independientes. El primero en las campañas de Ica, comandado por los patriotas Domingo Tristán y Agustín Gamarra, un año después en las campañas de Torata y Moquegua aniquilaron la Expedición Libertadora dirigida por Rudecindo Alvarado, retirado José de San Martín tras la Entrevista de Guayaquil. El inesperado año 1823 terminaba con la destrucción de otro ejército patriota comandado por Andrés de Santa Cruz y Agustín Gamarra, en otra campaña abierta sobre Puno, que comenzó con la batalla de Zepita, que ocupó la ciudad de La Paz el 8 de agosto, consiguiendo llegar a Oruro en el Alto Perú. El virrey La Serna terminó la campaña de Zepita desbandando las tropas aisladas de Santa Cruz y recuperando Arequipa tras batir a Antonio José de Sucre, quien reembarcó a los colombianos el 10 de octubre de 1823, salvándose con sus tropas pero perdiendo la mejor parte de su caballería.

Finalmente, lo que restaba de optimismo se apagaba por las denuncias de traición contra los presidentes peruanos José de la Riva Agüero y José Bernardo de Tagle. Riva Agüero deportó diputados del Congreso del Perú y organizó un congreso paralelo en Trujillo y luego de ser declarado reo de alta traición por el Congreso del Perú fue desterrado a Chile. En cambio Tagle buscaba firmar la paz sin batallas con el virrey La Serna por lo cual fue a entrevistarse con los realistas. Este acto fue considerado por Simón Bolívar como traición. Tagle dispuso que todas las fuerzas a su mando apoyaran a Bolívar para hacer frente al enemigo, mientras éste buscaba capturarlo para fusilarlo. José Bernardo de Tagle se refugió por los realistas en la asediada fortaleza del Callao.

Fue así que al culminar el año de 1823, a pesar de sus cotundentes triunfos en los anteriores hechos de armas y mientras el recién llegado Bolívar escribía solicitando refuerzos de Colombia y preparaba activamente la que sería la campaña final contra el Ejército Real del Perú, la situación empezaba a tornarse crítica para los sostenedores de la causa del rey:

"..El virrey la Serna por su parte, sin comunicaciones directas con la Península, con las más melancólicas noticias del estado de la metrópoli... y reducido por lo tanto a sus propios y exclusivos recursos pero confiando notablemente en la decisión, en la unión, en la lealtad y en la fortuna de sus subordinados, aceleraba también la reorganización de sus tropas y se aprestaba a la lucha que miraba próxima con el coloso de Costa-firme. Un triunfo más para las armas españolas en aquella situación, haría ondear de nuevo el pabellón castellano con inmarcesible gloria hasta el mismo Ecuador; pero otra suerte muy distinta estaba ya irrevocablemente escrita en los libros del destino. .."
Gnrl. Andrés Garcia Camba.

Los sucesos de 1824

Tregua en Buenos Aires y motín en el Callao

El historiador Rufino Blanco Fombona dice que "Todavía en 1824 Bernardino Rivadavia pacta con los españoles, estorbando así la campaña de Ayacucho": el 4 de julio de 1823, Buenos Aires concluyó una tregua con los comisionados españoles (Convención Preliminar de Paz (1823)) que le obligaba a mandar negociadores a los demás gobiernos sudamericanos para que pueda tener efecto la misma. Se estipulaba que las hostilidades cesarían 60 días después de su ratificación y subsistiría durante un año y medio, mientras se negociaría un tratado definitivo de paz y amistad. Con este motivo se reunieron en la ciudad de Salta Juan Gregorio de Las Heras con el brigadier Baldomero Espartero, sin alcanzar acuerdo alguno. Entre otras medidas tomadas por el virrey para contener su inminente rebelión, el 10 de enero de 1824 se le ordenó a Olañeta:

Advierto a V.E. que no debe disponer ninguna expedición en dirección alguna sobre las provincias de abajo sin expresa orden mía pues además de que en Salta están reunidos para tratar de negociar, el General Las Heras por parte del Gobierno de Buenos Aires y el Brigadier Espartero por la de este superior Gobierno (...)

Rivadavia creía que el proyecto establecería la paz y paralizó el esfuerzo de las autoridades de Salta sobre el Alto Perú, negando auxilios y retirando los puestos avanzados, dañando la causa del Perú.

Al respecto, el historiador y militar de origen irlandés Daniel Florencio O'Leary opinó que con esa tregua "Buenos Aires se ha retirado implícitamente de la contienda", y que "el Gobierno de Buenos Aires pacta con los españoles, con perjuicio de la causa americana".

El 1 de enero de 1824 Bolívar cayó gravemente enfermo en Pativilca. En esas fechas llegó a Lima Félix Álzaga, ministro plenipotenciario de las Provincias Unidas del Río de la Plata para solicitar al Perú su adhesión a la tregua y que fue rechazada por el Congreso Peruano. Pero asimismo desde el 4 de febrero de 1824 se sublevó el acuartelamiento del Callao compuesto por el total de la infantería argentina de la Expedición Libertadora, junto con algunos chilenos, peruanos y colombianos: cerca de dos mil hombres que además se pasaron a los realistas , enarbolando el pabellón español y entregando las fortalezas del Callao. El regimiento de granaderos a caballo de los Andes también se amotinó en Lurín el 14 de febrero, dos escuadrones se dirigieron al Callao para unirse a sublevados, pero al saber que se habían pasado a los realistas, un centenar de ellos con los jefes del regimiento se dirigieron a Lima para unirse a Bolívar. El cuerpo fue luego reorganizado por el general Mariano Necochea. "Quedando así disuelto por el motín y la traición el memorable ejército de los Andes" concluye el historiador argentino Bartolomé Mitre.

Ante tales sucesos, el ministro de Colombia, Joaquín Mosquera “temiendo la ruina de nuestro ejército” preguntó:«¿Y qué piensa Ud. hacer ahora?», a lo que Bolívar, con tono decidido, le respondió:

Triunfar!
Simón Bolívar, Pativilca, 1824.

El Sitio de El Callao prolongó la guerra hasta 1826, además inmediatamente desembocó en la ocupación de Lima por Canterac, y se afirma que en mayo de 1824 con una acción militar contra Bolívar "habrían dado el último golpe a la independencia de esta parte de América".

Rebelión de Olañeta

Sorpresivamente, al comenzar el año 1824, todo el ejército realista del Alto Perú se sublevó junto al caudillo absolutista español Pedro Antonio Olañeta contra el virrey del Perú, tras saberse que en España había caído el gobierno Constitucional. Efectivamente, el monarca Fernando VII de España y sus partidarios absolutistas, recuperaban el gobierno apoyados por 132.000 soldados franceses del ejército de la Santa Alianza, que ocupará España hasta 1830. Rafael del Riego moría ahorcado el 7 de noviembre de 1823 y los propulsores del movimiento liberal fueron ajusticiados, marginados o exiliados de España. El 1 de octubre de 1823 el monarca decretaba la abolición de todo lo aprobado durante los tres años de gobierno constitucional, lo que anulaba el nombramiento de La Serna como virrey del Perú. El alcance de la purga sobre los constitucionales de Virreinato del Perú parecía infalible.

El último virrey del Perú, José de la Serna e Hinojosa.

Olañeta ordena el ataque de los realistas altoperuanos contra los constitucionales del virreinato peruano. La Serna cambió sus planes de bajar a la costa para batir a Bolívar, y mandó a Jerónimo Valdés con una fuerza de 5.000 veteranos a cruzar el río Desaguadero, lo que se llevó a cabo el 22 de enero de 1824, para dirigirlo a Potosí contra su antiguo subordinado, "pues hay indicios que lo dirige una meditada traición, uniéndose a los disidentes de Buenos aires". Las Memorias para la historia de las armas españolas en el Perú del oficial peninsular Andrés García Camba (1846) detallan el trastorno que los sucesos del Alto Perú produjo en los cálculos defensivos del virrey. Tras una prolongada campaña en las batallas de Tarabuquillo, Sala, Cotagaita, y finalmente la Lava el día 17 de agosto de 1824, ambas fuerzas realistas, del Virreinato del Perú (liberales) y de las provincias del Alto Perú (absolutistas), se atacaron mutuamente.

Bolívar, en comunicación con Olañeta, aprovechó el desmontaje del aparato defensivo realista para "movernos en todo el mes de mayo contra Jauja", y enfrentarse a José de Canterac aislado en Junín el 6 de agosto de 1824. Dio comienzo entonces una incesante persecución con la consecuente deserción de 2.700 realistas, que seguidamente engrosaban las filas independientes. Finalmente el 7 de octubre de 1824, con sus tropas a las puertas del Cuzco, Bolívar entregó al general Sucre el mando del nuevo frente de batalla, que recorría el curso del río Apurímac, y se retiró a Lima para tomar de la capital más empréstitos para sostener la guerra en el Perú, y recibir una división colombiana de 4.000 hombres despachada por Páez que no llegaría sino después de Ayacucho.

La Campaña de Ayacucho

El Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre.

La desintegración del cuerpo de observación de Canterac obligó a La Serna a llevar desde Potosí a Jerónimo Valdés, quien acudió a marchas forzadas con sus soldados. Reunidos los generales realistas, y a pesar de las muestras de sincera adhesión del Cusco, el virrey descartó un asalto directo por la falta de instrucción de sus milicias, aumentadas mediante reclutas masivas de campesinos unas semanas antes. Por el contrario intentó cortar la retaguardia de Sucre a través de maniobras de marchas y contramarchas, que se sucedieron desde el Cusco hasta el encuentro en Ayacucho, a lo largo de la cordillera andina. De esta forma, los realistas buscaron un golpe de mano que obtuvieron el 3 de diciembre en la batalla de Corpahuaico o Matará. Pero la maestría y brillante dirección de Sucre y su estado mayor para mantener la organización, impidieron al virrey explotar ese éxito local. Aún a costa de sensibles perdidas en hombres y material Sucre mantuvo al Ejército Unido en repliege ordenado, y siempre situado en posiciones aseguradas, de difícil acceso como el campo de Quinoa.

Otro libro de memorias, In the service of the Republic of Peru del general Guillermo Miller, ofrece la visión de los independentistas. Además del talento de Bolívar y el de Sucre, el Ejército Unido se nutrió de buena parte de la experiencia militar del siglo: tropas mercenarias europeas, que en su mayoría eran voluntarios británicos, de tal forma que el número de europeos de ambos ejércitos, patriota y realista, era equivalente. Veteranos de la Independencia española, norteamericana, y Guerras de Independencia Hispanoamericana hasta casos como el mayor de origen alemán Carlos Sowersby, veterano de la batalla de Borodino contra Napoleón Bonaparte en Rusia.

Los realistas habían consumido sus recursos en una persecución que la genialidad de Sucre convirtió en inútil. Por la extrema dureza de las condiciones de una campaña en la cordillera andina, ambos ejércitos quedaron con el número de sus tropas reducidas por la deserción, que afectó en el mismo grado a los independientes, y que igualmente se focalizó en milicias carentes de instrucción militar o la recluta formada de prisioneros enemigos. Los jefes realistas posicionados en las montañas, con el conocimiento de que en menos de cinco días se verían obligados a retirarse por la hambruna de la tropa, lo que equivalía a la derrota por la próxima llegada de refuerzos de Colombia, se vieron impulsados a una decisión desesperada: la batalla de Ayacucho daba comienzo.

Orden de batalla

Existe un debate en torno a las cifras de combatientes, pero hay que tener presente que unos y otros comenzaron la campaña con un estado de fuerza de ejércitos (8.500 independientes vs. 9.310 leales) que disminuyeron su número en los semanas siguientes hasta mismo el día de la batalla (5.780 independientes vs. 6.906 leales) por las razones expuestas anteriormente.

Batalla de Ayacucho

Ejército Unido Libertador del Perú

  • Comandante: general Antonio José de Sucre
  • Jefe del Estado Mayor - general Agustín Gamarra
  • Caballería – general Guillermo Miller
  • Primera División - general José María Córdoba (2.300 hombres)
  • Segunda División - general José de La Mar (1.580 hombres)
  • Reserva - general Jacinto Lara (1.700 hombres)

Antes del inicio de la batalla, el general Sucre arengó a sus tropas:

"¡Soldados!, de los esfuerzos de hoy depende la suerte de América del Sur; otro día de gloria va a coronar vuestra admirable constancia. ¡Soldados!: ¡Viva el Libertador! ¡Viva Bolívar, Salvador del Perú!."
Antonio José de Sucre
Nuestra línea formaba un ángulo: la derecha, compuesta de los batallones Bogotá, Voltígeros, Pichincha y Caracas, al mando del Señor General Córdova; la izquierda de los batallones 1°, 2°, 3° y Legión Peruana, bajo el Señor General La-Mar, al centro los Granaderos y Húsares de Colombia con el Señor General Miller; y en reserva los batallones Rifles, Vencedor y Vargas, al mando del Señor General Lara. Parte de la batalla de Ayacucho

Nótese que el mariscal Sucre omite mencionar en el parte a los Granaderos a Caballo del Río de la Plata. El general Miller en su Memoirs of General Miller: in the service of the republic of Peru da la composición completa de las fuerzas al mando de Sucre:

División Cordova (on the right): Bogota, Caracas, Voltigeros, Pichincha.

Cavalry, Miller (in the centre): Hussars of Junin, Granaderos of Colombia, Hussars of Colombia, Granaderos of Buenos Ayres.
Division La Mar (on the left): Legion. N° 1, 2, N° 3.

Division Lara (in reserve): Vargas, Vencedores, Rifles.[27]

Los Husares de Junín, sin embargo, no formaban parte de la división de Miller, si no de la División La Mar.

Ejército Real del Perú

  • Comandante: virrey José de La Serna
  • Comandante de Caballería – brigadier Valentín Ferraz
  • Jefe del Estado Mayor – teniente general José de Canterac
  • División de Vanguardia - general Jerónimo Valdés (2.006 hombres)
  • Primera División - general Juan Antonio Monet (2.000 hombres)
  • Segunda División - general Alejandro González Villalobos (1.700 hombres)
  • División de Reserva - general José Carratalá (1.200 hombres)
Los Españoles bajaron velozmente sus columnas, pasando á las quebradas de nuestra izquierda los batallones Cantabria, Centro, Castro, 1° Imperial y dos escuadrones de húsares con una batería de seis piezas, formando demasiadamente su ataque por esa parte. Sobre el centro formaban los batallones Burgos, Infante, Victoria, Guias y 2° del primer Regimiento, apoyando la izquierda de éste con los tres escuadrones de la Unión, el de San Carlos, los cuatro de los Granaderos de la Guardia y las cinco piezas de artillería ya situadas; y en la altura de nuestra izquierda los batallones 1 y 2 de Gerona, 2° Imperial, 1° del primer Regimiento, el de Fernandinos, y el escuadrón de Granaderos de Alabarderos del Virrey.[28]
Sucre en la Batalla de Ayacucho.

El dispositivo organizado por Canterac preveía que la división de vanguardia rodease en solitario la agrupación enemiga cruzando el río Pampas para sujetarla, mientras el resto del ejército realista descendía frontalmente desde el cerro Condorcunca, abandonando sus posiciones defensivas. Sucre se dio cuenta inmediatamente de la arriesgada maniobra, y con la división de Córdova acometió directamente a la masa desorganizada de tropas realistas, que sin poder formar para la batalla descendían en hileras de las montañas. Los violentos choques de las formaciones de línea empujaron a los dispersos tiradores de la división de Villalobos, quienes arrastraron en su retirada a las masas de milicianos sin que tampoco el grueso de la división de Monet ni la división de Reserva, que permanecían en la montaña, tuvieran alguna oportunidad de participar en la batalla. En el otro extremo, la segunda división de La Mar más la tercera división de Jacinto Lara detuvieron juntas la acometida de los veteranos de la división de vanguardia de Valdés. La batalla estaba ganada para los independentistas, el ejército Real del Perú destruido, y el virrey herido, fue hecho prisionero.

Bolívar convocó desde Lima al Congreso de Panamá, el 7 de diciembre, para la unidad de los nuevos países independientes. El proyecto fue ratificado únicamente por la Gran Colombia. Cuatro años más tarde la Gran Colombia, a causa del deseo personal de muchos de sus generales y de la ausencia de una visión unitaria que vislumbrara a Suramérica como una sola nación, terminaría dividiéndose en las naciones que forman actualmente el continente suramericano, tronchando de esta forma, el sueño de unidad que anhelara El Libertador de América.

La capitulación de Ayacucho

"Don José Canterac, teniente general de los reales ejércitos de S. M. C., encargado del mando superior del Perú por haber sido herido y prisionero en la batalla de este día el excelentísimo señor virrey don José de La Serna, habiendo oído a los señores generales y jefes que se reunieron después que, el ejército español, llenando en todos sentidos cuanto ha exigido la reputación de sus armas en la sangrienta jornada de Ayacucho y en toda la guerra del Perú, ha tenido que ceder el campo a las tropas independientes; y debiendo conciliar a un tiempo el honor a los restos de estas fuerzas, con la disminución de los males del país, he creído conveniente proponer y ajustar con el señor general de división de la República de Colombia, Antonio José de Sucre, comandante en jefe del ejército unido libertador del Perú".

Es el tratado firmado por el jefe de estado mayor Canterac y Sucre al concluir la batalla de Ayacucho, el mismo 9 de diciembre de 1824. Sus principales consecuencias fueron varias:

  • La renuncia definitiva a la contienda del ejército bajo el mando del virrey La Serna.
  • La permanencia de los realistas en las fortalezas del Callao.
  • La República del Perú debió saldar la deuda económica y política a los países que contribuyeron militarmente a su independencia.
Capitulación de Ayacucho (óleo de Daniel Hernández).

La capitulación ha sido llamada por el historiador Juan Carlos Losada como "la traición de Ayacucho" y en su obra Batallas decisivas de la Historia de España (Ed. Aguilar, 2004), afirma que el resultado de la batalla estaba pactado de antemano. El historiador señala a Juan Antonio Monet como el encargado del acuerdo: “los protagonistas guardaron siempre un escrupuloso pacto de silencio y, por tanto, sólo podemos especular, aunque con poco riesgo de equivocarnos” (Pág. 254). Una capitulación, sin batalla, se habría juzgado indudablemente como traición. Los jefes españoles liberales no compartían la causa de Fernando VII, un monarca acusado de felón y tiránico, y símbolo del absolutismo.

Por el contrario el comandante Andrés García Camba refiere en sus memorias como, los oficiales españoles apodados más tarde "ayacuchos", fueron injustamente acusados a su llegada a España: "señores, con aquello se perdió masónicamente" se les dijo acusatoriamente, -"Aquello se perdió, mi general, como se pierden las batallas", respondieron los jefes españoles.



tomado de Wikipedia



martes, 7 de julio de 2009

(Video) Gran Parada Cívico Militar del 28 de Julio del 2008

Una de las tradiciones de fiestas patrias en el Perú es la Gran Parada Civico Militar.

En este gran desfile se puede ver a los soldados trotando al son de la banda de música de la Policia Nacional del Perú; y además el desfile de los caballos de paso.

En el año 2008 el desfile patrio fue presidido por el presidente Alan García Pérez.

Disfrutemos de este video:





lunes, 8 de junio de 2009

Simon Bolivar

Simón Bolívar

Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar Palacios Ponte y Blanco, mejor conocido como Simón Bolívar , (Caracas, 24 de julio de 1783 — Santa Marta, Colombia, 17 de diciembre de 1830) fue un militar y político venezolano, una de las figuras más destacadas de la Emancipación Americana frente al Imperio español junto con el argentino José de San Martín.

Contribuyó de manera decisiva a la independencia de las actuales Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela. Le fue concedido el título honorífico de Libertador por el Cabildo de Mérida en Venezuela que, tras serle ratificado en Caracas, quedó asociado a su nombre.

Los problemas para llevar adelante sus planes fueron tan frecuentes que llegó a afirmar de sí mismo que era "el hombre de las dificultades" en una carta dirigida al general Francisco de Paula Santander en 1825.

Participó en la fundación de la Gran Colombia, nación que intentó consolidar como una gran confederación política y militar en América, de la cual fue Presidente.

Bolívar es considerado por sus acciones e ideas el
"Hombre de América" y una destacada figura de la Historia Universal, ya que dejó un legado político en diversos países latinoamericanos algunos de los cuales le han convertido en objeto de veneración nacionalista.


tomado de Wikipedia

martes, 28 de abril de 2009

Celebrando el día de la Madre recordemos a las madres precursoras de la independencia

MICAELA BASTIDAS PUYUQAWUA(1781)

Esposa de José Gabriel Condorcanqui Tupac Amaru II, Precursora de la independencia Americana, Constituye imagen cimera de la mujer peruana.

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El 18 de mayo de 1781, Cusco fue testigo de la ejecución de esta heroína de 37 años de edad, ajusticiada en la plaza Mayor o Waqaypata ( plaza del lamentos a manos del invasor español.

Generala, intuitiva, organizadora, conductora. Era el cerebro de Tupac Amaru II. La mujer que lo guía, lo alienta, y a veces lo recrimina; la madre de extraordinarios hijos.

En una carta Micaela dice a su marido: ? Chepe mío, estas perdiendo el tiempo; hasta cuando me vas a llenar de pesadumbres; por qué te equivocas, o porqué no marchas al Cusco?.

Error estratégico que el costo la vida a Tupac Amaru y la ansiada libertad a América.

Micaela Bastidas fue ejecutada antes que José Gabriel Condorcanqui. La noble y valerosa mujer subió al tablado de la muerte orgullosa y altiva, con rostro desafiante, Sus verdugos trataron inicialmente de arrancarle la lengua pero opuso tal resistencia que solo lo pudieron hacer después que estuvo muerta.

Sometida a la pena del garrote, padeció infinitamente, pues por tener el cuello sumamente delgado el torno del metal no logro ahorcarla, entonces le fue aplicado un lazo alrededor del cuello, tirando de él dos españoles hasta ahogarla, a la vez que le aplicaban puntapiés en el vientre y en los senos

Así termino sus días esta heroína ejemplo de amor y entrega a la tierra que la vio nacer.


TOMASA TITO CONDEMAYTA(1781)

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Cacica de Acos y Acomayo, , Provincia de Quispicanchi Departamento del Cusco

Mujer heroína que lucha en la defensa de su pueblo que estaba subsumido en la explotación humana, la opresión española. Esta Mujer veía las injusticias que cada familia o ayllu tenia que afrontar , al llevarse a sus maridos rumbo a los obrajes de Potosí, donde entraban y morian en las minas, de cada cinco hombres salía uno con vida, ya niños eran anotados en sus inventarios de la muerte por españoles que necesitaban indios que acuñaran monedas de plata y oro para el envío a España, esta mujer que no dudo un instante en luchar junto a Tupac Amaru II en la Gesta Emancipadora del primer Grito de revolución en toda América.

Muere ajusticiada por los españoles según Acta de ajusticiamiento Documento Histórico de 1781 sobre el proceso, juzgamiento y sentencia a José Gabriel Tupac Amaru y otros Mártires y Precursores de la
Independencia Americana por la Revolución emancipadora que encabezaron.

La ejecución de la cacica de Acos fue el día viernes 18 de Mayo de 1781. su cuerpo descuartizado y enviado su cabeza a la plaza de Acos .


MARCELA CASTRO(1781)

Marcela Castro fue acusada de alentar el alzamiento Tupacamarista en Marcapata y de no haber delatado a los que intervinieron en él. Por esto, se le aplicó feroz sentencia de ser arrastrada a la cola de una bestia, llevando soga de esparto al cuello, siendo así conducida por las calles para que sea objeto de burla luego fue descuartizada y su cabeza fue puesta en el camino que sale para San Sebastián, un brazo en el pueblo de Sicuani, otro en el puente de Orcos, una pierna en Pampamarca, otra en Ocongate y el resto del cuerpo quemado en una hoguera en la plaza y sus cenizas arrojadas al aire. Esto provocó más la ira de la gente hacia las tropas realistas.


BARTOLINA SISA(1781)

Bartolina Sisa y su esposo Julián Túpac Catari batallaron contra el ejercito realista. Ella fue jefa de batallones indígenas donde demostró gran responsabilidad y capacidad de organización, logrando armar un batallón de guerrilleros indígenas y también grupos de mujeres colaboradoras de la resistencia a los españoles en los diferentes pueblos del alto Perú. Sus hazañas y arrojó está representada en el Sitio de La Paz y a Sorata en donde tomó parte activa, ordenando represar el río que pasa por la ciudad para provocar una inundación que debía romper los puentes y aislar a la población, pero este plan fracasó puesto que el general realista, Segurola, recibió ayuda de cinco mil hombres que destruyeron los planes de los rebeldes. Tiempo después, Bartolina Sisa fue capturada, torturada y cruelmente asesinada.


GREGORIA APAZA(1781)

Gregoria Apaza, llamaban "La Virreina", luchó al lado de los hermanos Catari en coordinación con el plan revolucionario de Túpac Amaru. Su acción al lado de las guerrilleras fue activa y su labor fue decisiva en el aprovisionamiento de las rebeldes. Fue hecha prisionera junto con Bartolina y fue condenada por el Oidor Diez de Medina en la misma forma cruel con que usó para su cuñada. Sus miembros despedazados, enviados a diferentes lugares, su cabeza puesta en una picota y el resto de su cuerpo quemado, para que sus cenizas fueran arrojadas al viento.


CECILIA TÚPAC AMARU1781)

Cecilia Tupac Amru, aunque esposa del español Pedro Mendigure, tenia gran dolor por el mal trato a los indígenas y mestizos, lo que avivó su anhelo de conseguir un cambio de sistema de vida para los suyos y por ello se dedicó a organizar la despensa de víveres y el fondo económico que servirían para el sostenimiento de la revolución. Cecilia, a pesar de su aspecto débil, no delató a ninguno de los partidarios del movimiento sin importarle los suplicios. Ella tomó parte en los preparativos bélicos del Cerro Piccho al lado de Túpac Amaru, cuando en una forma inexplicable se realizó la retirada a Tinta. Sofocada la revolución, ella fue hecha prisionera y condenada a una cruel sentencia debía sufrir doscientos azotes dados por las calles públicas del Cuzco y luego el destierro al convento de las Recogidas de Méjico.


MANUELA TITO CONDORI(1781)

Manuela Tito Condori colaboró con Túpac Amaru. Había nacido en Pitumarca, lugar perteneciente a la zona de Canchis; ella alentó en todo instante a las huestes del levantamiento iniciado por Túpac Amaru y Micaela Bastidas. Fracasada la revolución, Manuela Tito Condori fue cruelmente condenada a perpetuo destierro y debía estar reservado su destino al virrey Agustín de Jáuregui; el encargado de hacer cumplir esta sentencia fue don Benito de la Mata Linares, el 17 de julio de 1783. El destierro al cual marchaba esta valerosa mujer indígena se debía cumplir integrando una caravana que partiendo del Cuzco debía hacer a pie el recorrido hasta el Callao.


MARGARITA CONDORI (1783)

Margarita Condori apoya con dinero y provisiones guerrillas de Diego Tupac Amaru; natural de Tungasuca que pertenece a Tinta. Murió por causa del frío y cansancio por integrar la "Caravana de la Muerte-los 40 años". Su último destino sería en Andahuaylas donde el padre Francisco Javier Alfaro, de la Iglesia San Pedro, le otorgó los sacramentos y la enterró el 14 de octubre de 1783.


SIMONA JOSEFA MANSANEDA

Patriota paceña. Simona Josefa Manseneda, llamada la "La Cereza". Surgió de las clases populares; se distinguió por poner todos sus esfuerzos, su entusiasmo y sus posibilidades económicas al servicio de la rebelión de Pumacahua, interviniendo con ayuda económica y personal en el combate o la toma de la ciudad de La Paz.

Ella se encargaba de arengar con entusiastas frases y con temeraria audacia al pueblo paceño, para que se uniera a las tropas libertadores del Cuzco. Producida la derrota de los Altos de La Paz, Simona fue objeto de despiadados castigos, los cuales recibió sin queja alguna, con mucho coraje y con el pensamiento vivo en la futura libertad de su pueblo. Simona soportó el atroz castigos y murió dejando un precioso ejemplo de coraje y sacrificio.


VENTURA CCALLAMAQUI

Ventura Ccallamaqui, con un gran fervor patriótico las arengaba y dirigía en forma muy resuelta a la gente para que salieran a combatir con los patriotas. En medio de gritos y gran bullicio, Ventura con otras mujeres solicitaban sumarse a la columna de Béjar y Hurtado que avanzaban triunfante hacia Huamanga. La heroína exigía apoyo para la Rebelión del Cusco, la que iba a traerles la libertad e igualdad. En medio de gritos desaforados se enfrentó al capitán español José Vicente de la Moya y, fue así como en Huamanga, después de tres siglos de opresión, se escuchó el primer grito de rebeldía. Es así como cientos de valerosas mujeres huamanguinas, en medio de su pobreza y en histórico reto, reclamaron el derecho a la libertad y a la justicia. Gracias a Ccallamaqui, las tropas de los patriotas entraron triunfantes en Huamanga el 20 de septiembre de 1814.


ROSA CAMPUZANO

Rosa Campuzano nació en Guayaquil (Ecuador) pero residió en Lima. Ella cooperó brindando sus salones para las reuniones vinculadas con los círculos secretos de la conspiración. Su capacidad intelectual, posición económica y relaciones sociales, le permitieron ayudar a San Martín en la lucha para afianzar la independencia del Perú. Rosa difundió las cartas que San Martín enviaba a los criollos instándolos a incorporarse a abandonar dicha causa e invitándolos a incorporarse a la verdadera causa: la libertad de América. Estuvo entre las mujeres que lograron que el batallón realista "Numancia" pasará a formar parte de la legión patriótica. Fue premiada por el general San Martín con la banda de seda, por los servicios prestados a la patria. Junto con ella actuaron Gertrudis Coello. Carmen Noriega, Francisca Quiroga y Carmen Guzmán.


LAS HEROÍNAS TOLEDO

El heroico acontecimiento que hace ilustre al pueblo de Concepción en la historia de nuestra independencia se debe a ellas. Juana Toledo y sus hijas Teresa y Ana concibieron un atrevido proyecto con los y las habitantes de los campos vecinos y todas las armas que pudieron encontrar para oponerse al paso de los españoles. Las Toledo corrieron inmediatamente a la cabeza del puente con algunos de los suyos y cortaron las amarras con las herramientas que tenían preparadas al ver que unos Húsares trataban de atravesarlo. Esta operación fue realizada con presteza y entre las balas del enemigo, y quienes cometieron la temeridad de pasar al lado opuesto del puente cayeron al río.


MARÍA ANDREA PARADO DE BELLIDO

Una insigne mujer que estuvo vinculada estrechamente con las guerrillas de Cayetano, fue doña María Andrea Parado de Bellido; nació en el año 1777 en Huamanga. María Parado apoyaba la causa de la independencia del Perú y supo infundir en sus hijos el amor a la Patria. La señora Bellido trabajaba como receptora de correos en el distrito de Huamanga; por esta época, su esposo y su hijo se alistaron en el ejercito libertador, con los montoneros de Quirós. Maria Parado de Bellido averiguaba por diferentes medios los planes y movimientos realistas, para comunicárselos a su esposo, y para que éste a su vez alerte a los patriotas ante cualquier peligro. En estas circunstancias se enteró que el feroz Coronel Carratalá había preparado una emboscada a los montoneros de Quirós, porque éstos habían ocasionado innumerables bajas a las tropas coloniales, y que estaba decidido a exterminarlos. Con este motivo, Maria Parado de Bellido dirigió una carta a su esposo la cual había desbaratado los planes de Carratalá. Los realistas saquearon el pueblo de Huamanga, esparciendo el terror. En el mes de mayo de 1822 los realistas rodearon la casa de María la cual fue capturada. A ella se le hizo un interrogatorio para que confesara cuales eran sus planes y quienes era los que intervenían pero eso fue inútil prefirió callar y morir fusilada.


JUANA AZURDUY (1821)

Juana Azurduy es la máxima heroína de la Independencia Americana y su vida un verdadero ejemplo de la entrega a la revolución y a la lucha por la libertad de sus semejantes. El Alto Perú era el corazón del sistema colonial español y del genocidio indígena. Allí los indios enviados al socavón del Potosí eran despedidos para nunca más volver. Morían a los veinte años de edad con los pulmones perforados, a los dos años de llegar a la bocamina. Allí todas las injusticias eran realizadas en nombre del rey de España. Los azotes -las arrobas- eran el trato habitual para el indio. Juana, una hermosa mujer de familia criolla, habría podido tener una vida acomodada de mujer casada. En lugar de ello prefirió el combate sin cuartel por la libertad. En esa lucha perdió de la manera más cruel a sus cuatro hijos pequeños, destruidos por el hambre, las penurias y el paludismo. Vio la cabeza de su esposo -el héroe Padilla- clavada en una pica carcomida por los gusanos. Así, Juana, vió morir a sus cuatro hijos y combatió embarazada de su quinta hija. Cuando queda viuda y con su única hija, se unió en la defensa del Norte bajo el servicio de Martín Miguel de Güemes. Tras la muerte del caudillo, sin mas combate, quedó carente de recursos para volver a su patria.

Su vida transcurrió en Salta reclamando inútilmente a Bolivia sus bienes confiscados. Recién en 1825, el gobierno salteño le otorgó dinero para su regreso .

Murió a los 82 años, olvidada y en la mayor pobreza. Se la enterró en una fosa común sin los honores ni las glorias que su accionar y compromiso por la patria merecía.

Y así existen heroínas olvidadas que tarde o temprano la historia si quiere seguir siendo ciencia tendrá que rescatarlas para la memoria colectiva no solo de la América sino de la humanidad.


tomado de qollasuyu.indymedia.org